Como ya os adelantamos en el correo electrónico del pasado 2 de septiembre, el Gobierno nos ha remitido un primer documento (que os adjuntamos a esta nota) en el que pretende concretar las dos propuestas que ha realizado hasta el momento: el denominado Factor de Sostenibilidad (FS) y el Índice de Revalorización de Pensiones (IRP).
Como podéis comprobar, el documento presentado es todavía bastante impreciso en algunas cuestiones, si bien permite realizar una primera aproximación a ambos elementos.
En lo que respecta al Factor de Sostenibilidad (FS), la propuesta consiste en el cálculo de un índice basado en la evolución de la esperanza de vida a los 67 años de edad que formaría parte de la actual fórmula establecida para la obtención de la base reguladora de la pensión.
De modo que en función de cómo evolucione la esperanza de vida a partir de un año concreto -si crece la esperanza de vida (como viene ocurriendo hasta la fecha la mayoría de los años) será inferior a 1, y si se reduce la esperanza de vida sería superior a 1- el resultado obtenido se multiplicará a la cuantía resultante de la pensión, de tal modo que cuando la esperanza de vida tienda a aumentar la cuantía de la pensión se reduce, y viceversa.
Dicho índice se calcularía utilizando las tablas de mortalidad que la Seguridad Social elabora en base a los registros de pensionistas que tienen una prestación pública. Igualmente, el índice se revisaría cada cinco años, de modo que se aplicaría un mismo índice a todos los nuevos pensionistas durante los cinco años de la vigencia del mismo.
La puesta en marcha de este nuevo índice se prevé para el año 2019 y sólo afectaría a los nuevos pensionistas reconocidos a partir de esta fecha en adelante.
Como podéis comprobar, el documento presentado es todavía bastante impreciso en algunas cuestiones, si bien permite realizar una primera aproximación a ambos elementos.
En lo que respecta al Factor de Sostenibilidad (FS), la propuesta consiste en el cálculo de un índice basado en la evolución de la esperanza de vida a los 67 años de edad que formaría parte de la actual fórmula establecida para la obtención de la base reguladora de la pensión.
De modo que en función de cómo evolucione la esperanza de vida a partir de un año concreto -si crece la esperanza de vida (como viene ocurriendo hasta la fecha la mayoría de los años) será inferior a 1, y si se reduce la esperanza de vida sería superior a 1- el resultado obtenido se multiplicará a la cuantía resultante de la pensión, de tal modo que cuando la esperanza de vida tienda a aumentar la cuantía de la pensión se reduce, y viceversa.
Dicho índice se calcularía utilizando las tablas de mortalidad que la Seguridad Social elabora en base a los registros de pensionistas que tienen una prestación pública. Igualmente, el índice se revisaría cada cinco años, de modo que se aplicaría un mismo índice a todos los nuevos pensionistas durante los cinco años de la vigencia del mismo.
La puesta en marcha de este nuevo índice se prevé para el año 2019 y sólo afectaría a los nuevos pensionistas reconocidos a partir de esta fecha en adelante.
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